Aprovechando el sol y el calor que hizo nuestro primer mes aquí, andamos y andamos por Chicago. Siempre he pensado que es la mejor manera de conocer una ciudad y hacerla un poco más tuya... en fin, que en una de estas pateadas interminables que nos pegamos, decidimos parar a merendar algo; merendar por llamarlo de alguna manera!
Mi marido tiene como una obsesión sin el como por los carritos de hot dogs que hay en todas las esquinas de Nueva York; y una de sus decepciones cuando llegó a Chicago fue ver que ¡aquí no había! algo que yo agradecí porque no soy muy fan del olor a fritanga que ESO desprende.
¡Aquel día tuvo la suerte de encontrar un sitio de hot dogs y no pudo resistirse!
Como no quería desaprovechar su ocasión decidió dejarse aconsejar por el vendedor y pedirlo al Chicago Style. Una buena marranada.... ESO llevaba de todo: tomate, cebolla, pepinillo, chile, mostaza, ketchup,... ¿sabía algo a salchicha? No tengo ni idea porque fui incapaz de probarlo!
Yo opté por algo más tradicional que me vuelve loca, HELADO! Podría comerlo a cualquier hora, me gustan casi todos los sabores, y me da igual que sea invierno o verano, ¡siempre me apetece! Creo que es algo genético porque a mi madre y a mi hermano les pasa lo mismo.
Vainilla con caramelo y toppings: oreo y chocolate fugde. ¡UNA BOMBA!
buaaaaa!qué clase!! me quedo con el topping de oreo!! ;)
ResponderEliminarYo también! jajajaja
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