El lunes pasado fuimos a la ópera de Chicago. Ya tenía ganas de ganas de conocerla; además de porque el edificio es uno de los más populares de la ciudad, porque aunque parezca mentira nunca antes había estado en la ópera.
Fuimos a ver la conocidísima obra, El Barbero de Sevilla.
Como experiencia me encantó; llegamos un rato antes, nos tomamos algo en el bar, pudimos pasear un poco el interior del edifico y después disfrutamos el espectáculo.
Confieso que me encuentro en el grupo de personas a las que la ópera no le emociona. Me gustó mucho la experiencia y me mereció la pena, pero "no se me pusieron los pelos de punta".
Eso sí, aquellos que seáis amantes de la música The Civic Opera House es un stop más que obligado cuando visitéis Chicago.
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